Rue 20 español/Rabat
Jamal Bourfissi
España es el primer socio económico de Marruecos. El intercambio comercial entre los dos paises ascendió a más de 15.000 millones de dólares.
Hay más de 20 mil empresas españolas con intereses en Marruecos, además de que 900 empresas españolas están instaladas en Marruecos, y el número de transacciones ha ido aumentando anualmente.
El valor de las exportaciones de España a Marruecos asciende a 6.200 millones de euros (unos 7.600 millones de dólares), frente a los 6.000 millones de euros (unos 7.300 millones de dólares) de las exportaciones marroquíes a España, lo que refleja la importancia de la relación comercial entre los dos países.
A nivel turístico, el Reino de Marruecos atrajo a 711.000 turistas españoles en 2017, lo que constituye el 12,1 por ciento del total de llegadas de turistas y contribuyó al pago de 634,7 millones de dólares en Marruecos.
En cuanto a los marroquíes residentes en España, sus remesas a Marruecos superaron los 566,7 millones de dólares, lo que sitúa a ese país en tercer lugar en cuanto a la remesas de los marroquíes del mundo, tras Francia, que ocupa el primer lugar e Italia, en segundo lugar.
Marruecos y España mantienen fuertes relaciones políticas y diplomáticas por ser dos monarquías que tienen fuertes lazos históricos.
Sobre la base de los intereses económicos y políticos existentes entre los dos países, Marruecos y España están obligados a mantener sus relaciones, aunque parezca difícil, debido a la aprensiva visión de España de Marruecos.
España no ve al vecino del sur solo como un importante socio económico y comercial, sino que también lo considera un competidor de España desde un punto de vista geoestratégico. Esto explica la tensión que a veces se produce entre los dos países.
La crisis política que provocó el Gobierno de Pedro Sánchez el pasado mes de abril tras recibir al supuesto líder del frente separatista Polisario, Ibrahim Ghali, en secreto y bajo una falsa identidad, no fue la primera crisis entre los dos países, sino que fue precedida por otras, quizás la más peligrosa de las cuales fue la crisis de la isla de Perejil.
Incluso antes del estallido de la crisis actual, existían tensiones entre los dos países, ya que la Reunión de Alto Nivel entre los dos países, que estaba programada para el pasado mes de diciembre, no se llevó a cabo, debido a la divergencia de posiciones entre los dos países en varios expedientes, sobre todo tras el reconocimiento del expresidente estadounidense Donald Trump de la marroquinidad del Sahara.
Algunos creen que el acercamiento estadounidense-marroquí molesta a España.
Existen expedientes que perturban las relaciones bilaterales entre Marruecos y España, entre los que destaca el expediente de las ciudades ocupadas de Ceuta y Melilla, además de demandas históricas de que España se disculpe por el uso de las armas químicas durante la Guerra del Rif.
Los intereses comunes entre Marruecos y España colocan a los dos países frente a un destino común, un destino que requiere una buena vecindad y la renovación de sus asociaciones políticas y económicas.
Las crisis no sirven a los intereses de ambos países. La cooperación fructífera en todos los campos económicos y de seguridad es el destino de los dos países.
No cabe duda de que el rey Mohammed VI invocó todas estas cuestiones cuando subrayó anteayer viernes, en su discurso con motivo del aniversario de la Revolución del Rey y el Pueblo, la importancia de desarrollar las relaciones bilaterales existentes entre los dos paises vecinos.
