Rue20 en español / Mequínez
Tanto Marruecos como la Península Ibérica corren el riesgo de sufrir un nuevo tsunami, como ya sucedió en diferentes ocasiones, el más grave en 1755, y los últimos en 1969 y 2003.
El tsunami de 1755 afectó a las costas de Huelva y Cádiz, a las de Marruecos y a las de Portugal tras producirse un terremoto en algún punto del Océano Atlántico.
Se estima que el movimiento sísmico, conocido como terremoto de Lisboa, tuvo una intensidad de alrededor de 8,5 grados en la escala de Richter.
Aquella catástrofe dejó innumerables víctimas, amén de las pérdidas económicas: en Portugal murieron aproximadamente 12.000 personas, en España, 1.275 víctimas; además de miles de víctimas en Marruecos, según un estudio del Instituto de Geografía Nacional de España (IGN).
El sur y este del Mediterráneo siguen teniendo una sismicidad activa que le hace muy proclive a sufrir tsunamis.
Según un reciente estudio llevado a cabo por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y publicado en la revista ‘Scientific Reports’, las fallas de salto en dirección, como la de Averroes -en la zona central del mar de Alborán-, pueden generar tsunamis con olas de hasta seis metros de altura que alcanzarían la costa en apenas 20 minutos.
El experto del Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC), Ferran Estrada, ha indicado que «la falla de Averroes presenta, en su extremo noroeste, un salto vertical de hasta 5,4 metros», lo que «habría generado un terremoto de magnitud 7».
Los investigadores han llegado a estos resultados mediante el análisis de la actividad de la falla de los últimos 124.000 años.
Según registros históricos, el último terremoto generado por esta fractura tuvo lugar en el año 365.
El estudio elaborado por el CSIC, las olas de tsunami se propagarían en dos ramales principales y alcanzarían e inundarían sectores densamente poblados de la costa sur de España y del norte de Marruecos.
Estas olas podrían alcanzar los seis metros de altura y tardarían en llegar a la costa entre 21 y 35 minutos.
«Son episodios demasiado rápidos para que los sistemas de alerta temprana actuales funcionen con éxito», ha advertido Ferran Estrada.
Estrada ha advertido también que este tsunami podría afectar de manera catastrófica a extensas zonas costeras.
«Las olas gigantes pueden representar una amenaza para las poblaciones costeras, dañar infraestructuras marinas y terrestres, y provocar una crisis económica y medioambiental».
En opinión del científico, los resultados de este reciente estudio serán «vitales para mejorar las medidas de planificación encaminadas a la mitigación del impacto de un posible tsunami».
Ante la capacidad devastadora brutal de los tsunamis, se deben tener estrategias de preparación antes de que ocurran.
«Hay que tener un conocimiento del riesgo real que existe, un cartografiado de esos riesgos para ver qué zonas se pueden ver afectadas y a partir de ahí es necesario empezar a instruir a los gestores políticos, a la sociedad en general para que tengan el conocimiento del riesgo de tsunamis y se puedan salvar vidas», según Ignacio Aguirre, experto en riesgos naturales e investigador del Instituto de Hidráulica Ambiental de Cantabria.
En este sentido, cabe recordar que Marruecos, España y Portugal celebraron en 2015 varias jornadas preparatorias ante un posible maremoto, en un ejercicio de alerta de tsunami bautizado «Westsunami 2015».
Durante las jornadas, estos tres países ensayaron procedimientos de alerta temprana y sistemas de coordinación y respuesta frente a un maremoto.