Rue20 Español/ Casablanca
Tras más de tres meses de la crisis diplomática hispano-marroquí por la acogida clandestina de Brahim Ghali, presunto líder del Polisario, en España, arrancan los primeros contactos diplomáticos directos entre ambos reinos para volver a la normalidad.
Pero esta posible vuelta, aunque parece lejana, sería bajo condiciones, sobre todo, por parte del Estado marroquí.
Marruecos no está dispuesto a una reconciliación a medias sin llegar a acuerdos y encuentros serios sobre los asuntos marroquíes de carácter soberano.
La diplomacia marroquí ha entrado en los últimos años en una nueva dinámica bendecida por los EEUU, al reconocer en diciembre pasado la marroquinidad del Sáhara, por lo tanto, cualquier restablecimiento de las relaciones diplomáticas deberá tener en consideración los nuevos cambios nacionales, regionales e internacionales.
En un nuevo orden mundial, España no tendrá más remedio que elegir entre la integridad, soberanía y estabilidad, por una parte, y el separatismo, la inestabilidad y el caos, por otra. Los intereses del pueblo español están cerca de Rabat y lejos de Argel y el Polisario.
«No será fácil un acuerdo tan ambicioso y que la negociación llevará tiempo. Si la visita del ministro de Exteriores Albares a Rabat se produce (lo que se ha barajado estos días, sin llegar a concretarse), no será tampoco el final del proceso, sino un paso en el camino de la recuperación de la confianza», escribe el diario » El País».
Después del cambio de piel del Gobierno español, se creía que el nuevo ministro de Exteriores español viajaría a Rabat, pero su primera salida al exterior fue a Londres y este martes viaja a Perú.
Albares dio buenas señales a Marruecos calificándolo de “gran amigo” en su toma de posesión.
La crisis parece bloqueada, en punto muerto. Pero solo en apariencia, porque bajo la superficie se desarrollan intensas gestiones, según aseguran fuentes diplomáticas a El País .
Tras una etapa en la que la única comunicación fue a través de intermediarios —como el alto comisionado de la UE, Josep Borrell, y otros miembros de la Comisión Europea—, se entablaron contactos directos, dice la misma fuente.
La crisis diplomática desatada desde abril pasado por la Moncloa no impidió mantener los canales parciales diplomáticos entre ambos países.
El embajador español en Rabat, Ricardo Díez-Hochleitner, y la directora general para el Magreb, Eva Martínez, cesada en su puesto el pasado martes, fueron decisivos en mantener los contacto parciales tras el rechazo de Marruecos a coger el teléfono a la ex ministra de Exteriores, Arancha González Laya.
«Si hubo un error, aducen las fuentes consultadas, se expió con creces con el relevo de González Laya y, en todo caso, no sería exclusivo de Madrid: la huida a nado de miles de jóvenes, incluso niños, jugándose la vida para escapar de su propio país arruinó la imagen internacional de Rabat», según El País.
España quiere volver los más pronto a la normalidad con Marruecos, pero teme un cierre a la crisis en falso y que se repita pasado un tiempo”, señalan las fuentes consultadas.
Para superar este bloqueo diplomático, la Moncloa plan1revisión completa de las relaciones bilaterales que permita clarificar la posición de cada uno en los capítulos más espinosos. Por ejemplo, respecto a Ceuta y Melilla, España puede apostar por un desarrollo económico apoyado en su entorno marroquí —una “zona de prosperidad compartida” como la que se busca en el Campo de Gibraltar— o apostar por su “insularidad”, limitando sus contactos con el país vecino e intensificando sus relaciones con la UE, para lo que se baraja la posibilidad de incorporarlas a la unión aduanera y la zona Schengen, concluye la misma fuente.