Rue20 en español / Rabat
Jamal Bourfissi
El Parlamento marroquí se mueve y exige que el expediente de Melilla y Ceuta se ponga sobre la mesa de negociaciones con el Gobierno español. La ocupación española de tierras marroquíes perturba las relaciones bilaterales.
En menos de 48 horas después del cambio de gobierno en España, que llevó a un nuevo ministro de Asuntos Exteriores en persona de José Manuel Albares, los diputados marroquíes plantearon el tema de las dos ciudades ocupadas de Ceuta, Melilla y las demás islas ocupadas, durante una sesión dedicada a discutir los resultados del gobierno anteayer lunes en la Cámara de Representantes.
El mensaje es claro y va dirigido a España, significa que Marruecos se aferra a su soberanía territorial y no está dispuesto a ceder ni un centímetro de su territorio.
Los diputados quieren recordar a España de las posiciones firmes de Marruecos en cuanto a su soberanía territorial y su posición sobre la continua ocupación de Melilla, Ceuta y el resto de islas por parte de España. Esto puede enfurecer a los españoles, pero la verdad debe decirse en todas las circunstancias.
Lo cierto es que Melilla, Ceuta y otras islas son tierras marroquíes y están ubicadas dentro de un espacio geográfico marroquí, por lo que no hay justificación para que España siga ocupándolas.
Marruecos siguió recordando a España de esto, pero España hizo callar sus oídos, e insistió en su reivindicación de que esta tierra es española, contra la verdad geográfica y la historia, y hoy los parlamentarios renuevan su afirmación al respecto.
Los grupos parlamentarios de la Cámara de Diputados han pedido al gobierno que abra el expediente de las ciudades ocupadas de Ceuta y Melilla.
El Partido Istiqlal (la oposición) exigió al presidente de gobierno que revele las iniciativas tomadas para negociar con el gobierno español el futuro de las dos ciudades, así como el futuro de las otras islas marroquíes aún ocupadas por España.
El jefe del grupo, Noureddine Median, insistió en la indiscutible maroquinidad de Melilla, Ceuta y las demás islas, destacando el apego de Marruecos a la unidad de las tierras marroquíes y la renuncia a la ocupación española del resto de tierras marroquíes.
Dijo que la convivencia y la buena vecindad no significa comprometer los derechos territoriales de Marruecos, ni significa permitir que España continúe ocupando tierras marroquíes.
En el mismo contexto, los grupos de Justicia y Desarrollo y el Movimiento Popular llamaron al gobierno a tomar iniciativas audaces para plantear la situación de Ceuta y Melilla al gobierno español, destacando el aferramiento de Marruecos a su soberanía territorial.
Marruecos se pospuso constantemente
discutir el expediente de sus tierras coloniales con España para evitar tensiones en las relaciones con su vecino del norte, y en aras de la buena vecindad, y con la esperanza de que este expediente se resuelva mediante el diálogo y por medios pacíficos de acuerdo con los principios y principios de Marruecos convicciones.
Sin embargo, el rechazo de España al reconocimiento estadounidense del Sáhara marroquí reavivó la reivindicación de la devolución de las ciudades de Ceuta y Melilla por parte de los ciudadanos marroquíes.
Las ciudades de Ceuta y Melilla son las primeras colonias del norte de África. La ciudad de Ceuta fue colonizada en 1415, es decir, antes de la caída de Granada por Portugal, que cedió la ciudad a los españoles en 1668 en virtud del Tratado de Lisboa, a cambio del reconocimiento español de la independencia de Portugal, mientras Melilla fue ocupada por los españoles en el año 1497.
Los marroquíes hicieron varios intentos para recuperar las ciudades de Ceuta y Melilla, pero estos intentos no se resolvieron y las cosas quedaron suspendidas. Ocurrieron muchos hechos desafortunados que perturbaron las relaciones entre Marruecos y España, como el incidente de la isla de Perejil provocado por España en 2002.
Este incidente provocó la peor crisis entre Marruecos y España, y solo se superó gracias a la intervención de los Estados Unidos.
Las autoridades españolas no toleran las llamadas para recuperar Ceuta y Melilla. En 2018, las autoridades españolas se negaron a conceder la ciudadanía a una mujer marroquí, que consideraba marroquíes a Ceuta y Melilla.
Aunque Marruecos no ha colocado el expediente de Ceuta y Melilla en Naciones Unidas como parte de los expedientes de descolonización, no reconoce oficialmente la soberanía de España sobre ellas, y las considera dos ciudades marroquíes.
El no reconocimiento de Marruecos de la soberanía española sobre las dos ciudades se traduce en las decisiones que adoptó recientemente, ya que Marruecos eligió en 2018 para poner fin a las actividades de contrabando, que provocó el deterioro de la situación económica en Ceuta y Melilla.
Ante las demandas populares en Marruecos para recuperar las ciudades de Ceuta, Melilla y las islas ocupadas, España ha recurrido a la provocación afirmando que se trata de tierras españolas. La visita del rey emérito, Juan Carlos, a la ciudad de Ceuta en noviembre de 2007 enfureció a Marruecos, lo que contribuyó a renovar su reivindicación de la devolución de las dos ciudades.
El pasado mes de diciembre, las declaraciones del actual presidente del Gobierno, Saad Eddine El Othmani, enfurecieron a España. El Othmani afirmó que «Ceuta y Melilla están entre los puntos sobre los que es necesario abrir la discusión. El expediente ha estado suspendido de cinco a seis siglos, pero se abrirá algún día «.
El tema de Ceuta y Melilla no estuvo ausente de la agenda del Estado marroquí. El difunto rey Hassan II había sugerido a España la formación de un comité mixto para negociar el destino de las dos ciudades ocupadas.
España no mira con satisfacción los enormes proyectos urbanísticos que Marruecos está poniendo en marcha en el norte, porque considera que se trata de un intento marroquí para presionar a España y apretar los tornillos a Ceuta y Melilla.
España se siente incómoda con una serie de importantes proyectos lanzados por el rey Mohammed VI cerca de la ciudad de Melilla, como la ampliación del aeropuerto de Laroui y el proyecto de tranvía que unirá el puerto del Mediterráneo occidental en Nador y el aeropuerto de Laroui.
