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martes, noviembre 26, 2024

De Melilla a Nador. Del Comercio atípico al comercio organizado

Rue20 Español/ Nador

Jamal Bourfissi

 

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No hay rastro del habitual movimiento incansable en el paso fronterizo de Beni Ensar, colindante con la ciudad ocupada de Melilla.

La enorme puerta de hierro que separa la frontera se ha cerrado. Hay solamente la policía de fronteras vigilando la entrada a la verja de hierro.

Los propietarios de coches matriculados en España están esperando su turno para obtener una prórroga de su licencia de uso del vehículo por un período de seis meses.

Últimamente, el cruce fronterizo parece vacío, hay muy pocas personas ahí. Las tiendas esperan a los clientes, cuyo número ha disminuido desde que se cerró el paso fronterizo hace un año y medio.

Tras cerrar la frontera con la ciudad ocupada de Melilla, el gobierno apuesta por eliminar las actividades de contrabando y fomentar el consumo de productos nacionales

Antes de la propagación de la Covid-19, el cruce de Beni Ensar era testigo de un tráfico ruidoso: automóviles y autobuses deambulaban por los callejones, mujeres contrabandistas llevando sobre sus espaldas materiales de contrabando, colas de contrabandistas frente a la puerta del cruce preparándose para entrar a Melilla, además del flujo de personas y mercancías en ambas direcciones.

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Ahora, la situación del cruce fronterizo ha sufrido un cambio radical: el ruido ha sido reemplazado por un silencio absoluto. Un terrible silencio envolvió el lugar…

“La actividad comercial y el movimiento de compra y venta han disminuido mucho, debido al cierre del paso fronterizo”, dice un comerciante.

Agregó: «Ya no recibimos productos de contrabando. La mayoría de los productos que vendemos son marroquíes. Antes vendíamos a los españoles residentes en Melilla, pero hoy solo vendemos a los clientes locales de aquí y que son pocos».

Ali, el dueño de una tienda de alimentos, confirma por su parte que el movimiento comercial, aunque ha disminuido, aún existe, lo importante es que hay algunos clientes.

Pero Mohamed, que llevaba más de diez años vendiendo calzado importado de España, se vio obligado a adaptarse a la nueva realidad, ya que no encontró otra solución que pasar a vender calzado deportivo fabricado en Marruecos o importado de China.

Dice que «cuando se acabó el stock de zapatos que estaba vendiendo, me encontré frente a dos soluciones: o cerrar la tienda o vender otra cosa.

Al principio pensé en vender vestidos, pero mi experiencia en la venta de zapatos me hizo optar por vender calzado deportivo».

En los mercados de Nador, los productos marroquíes sustituyeron al producto de contrabando.

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La gente aquí se está acostumbrando a consumir el producto económico nacional. En todas las tiendas principales hay productos y mercancías marroquíes.

Marruecos buscaba esta nueva transformación desde hace décadas, y las condiciones se volvieron favorables para que, desde hace más de dos décadas, el Estado dirigiera los esfuerzos de desarrollo hacia el norte para remediar el déficit de infraestructura, y encontrar una alternativa a actividades de contrabando.

Con la finalización de la construcción del nuevo puerto de Nador y el fortalecimiento de la infraestructura básica en la ciudad, las condiciones serán muy adecuadas para acabar completamente con el contrabando que repercute negativamente en la economía nacional.

Por otro lado, en Melilla la situación es trágica, se ha «ejecutado» algo llamado actividad comercial.

Melilla fue testigo de numerosas protestas de comerciantes afectados por el cierre de la frontera.

Exigieron que el gobierno local les buscara soluciones, luego de que muchos de ellos se declararan en quiebra.

Pero el Gobierno no encontró ninguna solución y dejó que los comerciantes enfrentaran su destino por su cuenta.

El problema es que resulta casi imposible crear soluciones ante la crisis que ha provocado España con Marruecos.

La única salida a la crisis del estancamiento comercial en Melilla es la apertura del paso fronterizo, y esta solución parece descabellada en este momento.

Además, la protesta no se limitó a los comerciantes, a ellos se unieron los marroquíes residentes en Melilla para exigir un puente humanitario entre Nador y Melilla.

Hay varias personas que quieren visitar a sus familias en Nador. Recientemente, han pasado cosas surrealistas, un gran número de ciudadanos residentes en Melilla tuvieron que abordar un avión desde Melilla hasta Málaga y luego desde Málaga hacia el aeropuerto de Laroui para poder visitar a sus familias en Nador.

Esta difícil situación llevó a muchos melillenses a exigir el «levantamiento del asedio» y garantizar su libertad de circulación a través del cruce fronterizo.

 

El domingo, una gran multitud de ciudadanos de Melilla se reunieron en el paso fronterizo de Beni Ensar convocada por redes sociales para “rogar” al Rey Mohamed sexto que reabriera el paso terrestre para poder ver a sus familiares, después de 15 meses de cierre de la aduana por la pandemia.

 

A la protesta pacífica se sumaron también melillenses españoles. Pidieron al rey Mohammed sexto que diera sus altas instrucciones para reabrir las fronteras para poder ver a sus familiares, sabiendo que la fiesta del cordero está a la vuelta de la esquina (el próximo 21 de julio), ocasión en la que las familias se reúnen para celebrar esta fiesta.

 

El cierre del paso fronterizo tuvo otras consecuencias, ya que los precios de los artículos de consumo básico, verduras y frutas, subieron a niveles récord debido a la ausencia de suministros de Marruecos.

 

Antes de la propagación de la covid-19, se transportaban grandes cantidades de pescado y verduras desde Marruecos hacia Melilla para venderlas allí a precios razonables.

 

Hoy, los precios se han duplicado debido al «asedio». La mayoría de las personas con las que hemos hablado por teléfono se quejan de los altos precios de los alimentos.

 

Ante esta amarga realidad, los funcionarios españoles tiraron la toalla. Se rindieron… no pudieron hacer nada, se limitaran a observar y a dar declaraciones tras declaraciones.

 

En un intento por absorber la ira de los ciudadanos, las autoridades españolas, como el jefe del gobierno de Melilla, comenzaron a acusar y culpar a Marruecos de sofocar la economía local.

 

Las campañas de crítica dirigidas por funcionarios españoles a Marruecos han crecido debido a lo que consideran un bloqueo comercial y económico impuesto por Marruecos a la ciudad ocupada de Melilla.

 

El enfado de estos funcionarios, ante la amarga realidad que viven las ciudades ocupadas de Melilla y Ceuta, se debe al declive de las actividades comerciales y al cese de las actividades de contrabando, que ha provocado un completo estancamiento paralizando los comercios de las dos ciudades y provocando el cierre de muchos de ellos.

 

Pero lo que no podemos entender es que estos funcionarios españoles culpen a Marruecos del estancamiento comercial y económico de las dos ciudades.

 

Marruecos tiene pleno derecho a tomar las decisiones que considere oportunas para proteger su economía y su producto nacional.

 

Cerrar los pasos fronterizos con Ceuta y Melilla es una decisión soberana y adecuada tomada por Marruecos.

 

De hecho, esta decisión llegó demasiado tarde y Marruecos pagó un alto precio por ella.

 

Durante décadas, las ciudades de Ceuta y Melilla formaron arterias económicas desorganizadas que hicieron sangrar la economía nacional, y que incurrió en fuertes pérdidas financieras.

 

Por otro lado, la economía española se benefició de las actividades de contrabando, que estaban generando miles de millones de ingresos para España.

Las actividades de contrabando supusieron un doloroso golpe al producto industrial nacional, la mercadería española fluía por los dos pasos fronterizos hasta el punto de inundar el mercado marroquí.

Se consume no solo en las regiones del norte, sino en todas las partes del reino.

En pleno apogeo de la crisis hispano-marroquí, y en pleno sufrimiento de los habitantes de Melilla y Ceuta por el estancamiento del boom comercial, apareció el comportamiento esquizofrénico de los funcionarios españoles.

 

En lugar de mover canales diplomáticos para persuadir a Marruecos de que abra sus fronteras con las dos ciudades ocupadas, están pensando en crear problemas adicionales que solo complicarán más la situación existente.

hay quienes pidieron imponer el visado a los ciudadanos marroquíes residentes en las zonas fronterizas con Melilla y Ceuta, es decir, la inclusión de las dos ciudades coloniales marroquíes al espacio Schengen, lo que profundizaría las heridas de las dos ciudades, porque el tráfico disminuiría en más de la mitad y esto mantendría la crisis económica de las dos ciudades.

Los ciudadanos marroquíes son los que contribuyen al boom comercial y económico de las dos ciudades, pero si se impone el visado, la situación económica y social se deteriorará aún más…

 

También hay quienes pidieron fortalecer el control de las dos ciudades por parte de las fuerzas de Frontex.

 

Pero estas sugerencias son mecanismos de pensamiento impropios cuyo objetivo es el alboroto de los medios, además, no son viables ya que sus consecuencias serían desastrosas para las dos ciudades ocupadas.

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