RUE20 ESPAÑOL / RABAT
España intenta llegar a acuerdos para reconciliarse con Marruecos. Sánchez ha entendido que se ha equivocado y ha encargado a la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, del asunto marroquí.
Este encargo deja la puerta abierta a Arancha González Laya, quien, con la ironía del destino, su apellido pasa de ser Laya a Líos, como así la apodan los diplomáticos españoles: “González Líos”.
La misma vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, ha anunciado hoy en el Senado que Sánchez le ha encargado para resolver la crisis migratoria con Marruecos, en presencia de la misma Laya.
Esta declaración de Calvo abre directamente la puerta de salida a Laya que, según varias fuentes, va a ser sustituida en la eventual remodelación ministerial prevista para los próximos meses.
La elección de Calvo por Sánchez no es arbitraria, ya que esta ultima mantiene una buena relación con la embajadora de Marruecos en España, Karima Benyaich, que podría desempeñar un papel para la resolución de la crisis.
La entrada de Ghali por “razones humanitarias” en España con total secretismo, desvelado en su momento por la inteligencia marroquí, desató una serie de problemas para el Gobierno español.
A raíz de este conflicto “Moncloa creó un comité del Gobierno para la crisis de Ceuta bajo la presidencia de Calvo y con la participación de seis ministerios, además del Centro Nacional de Inteligencia (CNI)”, inform OKDiario.
Los dirigentes políticos, por su parte, no ayudan en la resolución del conflicto y solo consiguen agravarlo aún más, sobre todo la ministra de Defensa, Margarita Robles, quien arremetió y culpó este sábado pasado a Marruecos del uso de menores para presionar a España, gritando que esto va en contra del derecho internacional y del derecho humanitario.
Sin embargo, la misma ministra no tuvo orgullo para explicar la entrada en la España democrática de una persona acusada por terrorismo, genocidio y lesa humanidad.
“Los intereses estratégicos de las relaciones entre España y Marruecos obligan a que los responsables correspondientes estén realizando las gestiones oportunas, discretas y eficaces, para evitar que el roto se convierta en desgarro con una solución mucho más complicada”, subraya el director de la revista “Atalayar entre dos orillas”.
La política de arremeter y culpar a otros nunca ha sido idónea para la resolución de crisis de este calibre entre países, sobre todo cuando se trata de vecinos. Queda la intercesión de otras instituciones con personalidades calificadas para la resolución de esta crisis.